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¡Bienvenid@! Has llegado a mi blog, "La barraca del cojo", un lugar donde no vendo ni ofrezco nada, sólo expongo para quien quiera echar un vistazo, pequeños escritos, mis sentimientos y mis vivencias, siempre desde el respeto y el cariño hacia las personas que en este aparecen o a las que me pueda referir.







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domingo, 8 de enero de 2012

Huir

Salir corriendo, salir huyendo. Anoche, cerca de las 22 horas, salía pegando u portazo del que hasta ahora había sido mi hogar. No quería volver en una temporada a esa casa. Atravesé el jardín, abrí la valla, tropecé en un escalón de la entrada con la maleta....

Con las prisas olvidé coger las llaves del coche. Por un instante me sobrevino la absurda duda de si debía volver a entrar. En cuestión de segundos deshacía y volvía a hacer el camino andado con las llaves en la mano. Maleta y yo salíamos chirriando rueda de la urbanización.

No pude parar de mirar por el retrovisor en todo el trayecto. El piloto de la gasolina me recordaba que necesitaba combustible con cierta ligereza y la fortuna quiso que en escasos metros, aparececiese una.

- Lleno, por favor.

Llevaba muchos días tramando mi huída. Mi cara revelaba preocupación y el señor de la gasolinera en seguida reparó en ello.

- ¿Necesita algo más? ¿Se encuentra bien?
- No, muchas gracias. Estoy bien. Dígame por favor qué le debo.
- Se abona en ventanilla.
- Gracias. Muy amable. ¡Buenas noches!

Me dirigí a pagar a la dichosa ventanilla con la mirada fija de aquel hombre en mi nuca. Rauda y veloz subí al coche, con la intención de enfilar la autopista cuanto antes.
Eran las 22:30 horas de un asfixiante 30 de junio. El calor me obligaba a encender el aire acondicionado.

- Estaré bien -musitaba sola en el habitáculo- En pocas horas habré llegado a mi destino y todo habrá acabado. No estoy sola... ¡Venga nena, ánimo! Y sobre todo, mantenerme despejada que sólo falta que tenga algún accidente... ¡música a tope! A continuación, sonó mi disco favorito de EnVogue.

***
Tres horas más tarde, llegaba agotada a mi destino. Allí me esperaba despierto el hombre de mi vida. Ya estábamos juntos. Relajados. Él llegó por la mañana y finalmente, todo había salido a las mil maravillas.

Ahora ya podíamos pasar tranquilos nuestras ansiadas vacaciones...

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