Hoy, como todos los días, he ido a tomar café al bar. Nos hemos juntado cinco residentes y seis trabajadores, cada uno de su gremio.
Ha sido una hora muy amena y divertida, partiendo de que hemos estado cantando y bailando todos juntos, sin hacer distinción de ninguna clase: Camelia nos ha sorprendido con el recital de jotas y canciones populares, al que se ha unido Sonia en las primeras. Cristina se emocionaba y se reía “por lo bajini”.
Ana y Paquita han tirado más por lo calé. Personalmente, he preferido ser la payasa del grupo, mientras Jaime y Pepa se partían de risa. Ángeles se ha unido momentáneamente, pues tenía visita familiar y nos ha tenido que ver desde las gradas. Ignacio ha sido el último en incorporarse a la divertida reunión, pero de poco se ha podido enterar, pues es sordo. Nos miraba atónito, mientras tocábamos palmas en un arranque de "la Sra. Castañeda".
Carmen ha sido la más tímida, que no ha movido siquiera los labios, pues toda su atención ha sido para su café solo con hielo.
Desde la barra nos miraban con escepticismo las camareras, chinas de procedencia pero más baturras que nosotras, parecía que tuviesen ganas de unirse a la fiesta.
El punto final lo ha puesto Paquita, que mientras tintineaba al son de la última canción con el vaso vacío de un cortado, lo ha hecho saltar en mil pedazos con una cucharilla de postre (así era el vaso…).
Lástima que todos los días no fuesen así: sales disgustada de trabajar, y en un “plis”, estás pasándolo fenomenal con tus congéneres alrededor de un buen café.

No hay comentarios:
Publicar un comentario