Entre todos ellos, he encontrado infinidad de nimiedades que no guardaba en mi recuerdo. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención, ha sido un revoltijo de folios escritos de mi puño y letra. Son los mensajes que llegaban antaño a mi móvil que, por bonitos o por puñeteros, guardé fuera del teléfono para la posteridad, supongo.
Me han recordado a preciosos momentos de amor, de amistad, de rencor y de perdón.
Hoy en día, me doy cuenta de lo tranquila que vivo, pues de los dos últimos no tengo que recibir ninguno, de los segundos llega alguno de quien no tiene tranquila la conciencia y de los primeros, ¿quién quiere sms de los primeros? Mejor recibir el amor in situ, ¿o no?
En fin, me han enternecido mucho, la verdad, pero como "agua pasada no mueve molino", y en el presente se vive mejor, como se suele decir cuando hay más cosas que hacer "a otra cosa, mariposa".
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