Puntuales esperábamos que nos tocara entrar a que nos viese el/la ginecólogo. Era un día muy importante, pues nos dirían el estado de salud y nos confirmarían -si se dejaba ver- el sexo de nuestro bebé.
De primeras, la decepción fue para Luís, que no le dejaron entrar. Mientras él esperaba confuso acompañado de mi padre, a mí me confirmaban que era un nene (¡¡!!), que se movía mucho y tras largo rato midiendo y observando la pantalla, que estaba completito y sano.
Al cabo de un rato Luis pudo entrar llevándose, entre comillas, el segundo mazazo, pues tenía ilusión por la nena.
Sea como fuere, salimos encantados, pues seguro será un niño tan precioso y mimado como querido.
¡Juan Vicente está de camino!
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