Diario de unos díicas con mi hermanica

Por fin llegaron las deseadas vacaciones de septiembre. Desgraciadamente, empezaron entre médicos, pruebas y nervios en "la casa grande" y continuaron, al día siguiente, en Barcelona en un viaje relámpago "con suerte" y caras conocidas a nuestro alrededor.

El jueves fue un día muy ajetreado, entre recados y cafeses con amigas por la mañana, y por la tarde, rumbo a Calamocha. Tras una larga y dura jornada de trabajo para mi hermanica, cenamos, vimos la tele y nos fuimos a la cama. Mientras ella descansaba a pierna suelta, yo no podía dormir. ¡Qué frío hace por la noche en ese pueblo, rediós!

El viernes, resolvimos no quedarnos en casa y hacer "turismo rural". Marchamos a Albarracín, donde comimos unas fantásticas migas a la aragonesa, subimos y bajamos todas las costeras y escaleras del pueblo, y echamos divertidas fotos.

Después, sobre las 16:30 horas, nos fuimos a Dinópolis (Teruel). No lo habíamos visto, y nos apetecía. Está muy bien, es bonito y ameno. Lo recomiendo, sobre todo para niños en edad escolar.

Dinópolis:

A la salida de Teruel, soberana manta de agua y precioso arco iris para compensar.

Y estas fueron nuestras caricas de cansadas al final del trayecto, tras tanto trajín.

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El sábado nos lo tomamos de relax. Beatriz trabaja por la mañana, así que la tarde la dedicaremos al ocio casero: ver películas, jugar a la "pley"...

Bueno, como no podía ser de otra manera y para no perder las buenas costumbres en mis vacaciones, me he cogido un resfriado "de aupa". Aún con esto, la mala noche que he pasado en consecuencia y tras pensármelo unos breves minutos, hoy nos hemos ido a Valencia a ver la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Inmenso, precioso, arquitectura, limpieza y orden creo que son las palabras que mejor definen al complejo valenciano.

¿Cómo lo hemos pasado? Ambas coincidimos en que lo hemos pasado genial como chiquillas.

Las fotos que se exponen a continuación, pertenecen, dentro del complejo, a: los jardines, el Palau de les Arts Reina Sofía, Hemisfèric, Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el Oceanográfico y alrededores.

 

La vuelta ha estado, otra vez, pasada por agua la mayor parte del trayecto. Pero ya estamos en casita. Ahora a descansar, y ¡hasta la siguiente!